miércoles, 22 de mayo de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 31

Gustavo lanzó un gruñido.


–Personalmente, entiendo que no quiera tener docenas de chicos correteando por su finca.


–A tu lado, el hombre del saco es encantador.


Pedro no era así. Paula disimuló un suspiro. No dejaba de decirse eso a sí misma: «Pedro no es así». Pero, en realidad, no tenía ni idea de cómo era. Pedro Alfonso solo era una fantasía que había creado en su cabeza, una mezcla entre el príncipe azul y la bestia. Y una vez se había otorgado a sí misma el papel de Bella porque era una niña y no sabía nada. Lo que sí sabía era que no había sido Pepe Alfonso, multimillonario terrateniente, quien se había reído de ella, recordándole que una vez tuvo sueños, que había querido estudiar en una buena universidad, que había tenido todas las ventajas y las había desperdiciado. Y tampoco había sido Pepe Alfonso, multimillonario y terrateniente, quien le había dado un beso que la había dejado sin aire. Ese había sido Pedro Alfonso, el chico malo de Cranbrook, haciendo lo que para él era tan natural como respirar. Había pensado que estaba de mal humor porque lo había atropellado con su bicicleta, pero después de haberse reinventado a sí mismo debió ser una sorpresa para él que siguiera en la finca y trabajando para el periódico local.


–Es raro que un hombre que no cree en eso de «Nobleza obliga» comprase Cranbrook Park –comentó Gustavo.


–Ha sido rápido, ¿Verdad? Casi como si hubiera estado esperando, vigilando.


–Una vez que estás en las garras de Hacienda, no puedes escapar. En cuanto ponen sus manos sobre algo lo venden como sea para conseguir dinero. Aunque costará una fortuna restaurar la finca.


–Sí, supongo que sí.


–Sin duda, Alfonso financiará las reformas levantando un hotel de lujo en el prado. Es un sitio perfecto, al lado del río y alejado de la casa principal.

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