viernes, 31 de mayo de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 51

 –El tuyo parece interesante –comentó Pedro, señalando el helado de mil colores de Sofía.


Conteniendo el deseo de quitárselo de la mano, Paula mordió el suyo. Ver corretear a su hija, aunque fuese inducida por el azúcar, sería mejor que verla tan triste como en los últimos días.


–Rosales, burros –dijo él mientras paseaban detrás de Sofía por la orilla del río.


–¿De qué estás hablando?


–De la varita mágica. Pareces tener debilidad por los rosales y los burros.


–Especialmente por los burros –asintió ella, dejándose caer sobre un banco bajo un sauce desde el que podían ver los cisnes, los botes de remo, un barco con destino a Melchester…


–Por todo salvo por mí –dijo Pedro.


–Bueno, has conseguido hacer realidad el deseo de Sofía, así que te debo uno – dijo Paula mientras Pedro se sentaba a su lado en el banco–. Pide lo que quieras y haré lo posible por conseguirlo.


–¿Cualquier cosa? –preguntó él.


–Cualquier cosa que sea legal, honesta y decente –respondió Paula–. ¿O ya has conseguido lo que querías obligándome a dejar el periódico durante unas semanas?


–Te he hecho un favor –dijo Pedro, probando su helado–. A partir de ahora, y gracias a tí, Maybridge será un sitio mejor para todos los vecinos. ¿No era eso lo que querías? ¿No es eso lo que pretendes con tus artículos y tus ideas para el periódico?


Ella apartó la mirada.


–Lo que quiero es que aceptes la responsabilidad que conlleva ser el propietario de Cranbrook Park. Y el hada madrina es un papel que hace alguna chica del instituto.


–¿No te divierte vestirte de hada madrina?


–Yo me tomo mi trabajo muy en serio.


–¿Siempre? –Pedro apoyó un codo sobre el respaldo del banco.


–Ese era el plan, pero una vez que se me vea la celulitis bajo el tutú no habrá ninguna posibilidad de que la gente me tome en serio.


–¿Qué ha sido de la chica que quería ponerse una minifalda de cuero?


–Lo mismo que el chico que entró en la mansión Cranbrook en moto: Se hizo mayor. Tristemente, una minifalda no queda bien cuando ya no tienes la talla treinta y cuatro.


–Seguirías estando muy guapa con la falda. Aunque tal vez el color rojo….


–Tiene que ser roja. Eso es lo bueno de ponerse algo inapropiado, hacer que los adultos chasqueen la lengua –lo interrumpió Paula, recordando el anhelo que había sentido al verlo con Fernanda Parker en la parada del autobús.


El mismo anhelo que sentía en aquel momento…

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