miércoles, 29 de mayo de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 46

Y Paula no tenía réplica. Su único pensamiento era que la señorita Webb tenía tanta confianza con Pedro como para instalar un asiento de seguridad en su coche. Era su antena de periodista, se dijo. La relaciones de Pedro Alfonso eran noticia. No había ninguna otra razón para que estuviese interesada.


–Yo tenía más o menos tu edad cuando fui al Birdcage por primera y única vez, Sofía –dijo Paula.


–Ah, perdón –replicó Pedro, irónico–. Tu madre hablaba tanto de ello que pensé que solía ir a menudo. ¿No lo pasaste bien?


Ella se concentró en abrochar el cinturón del asiento.


–Me pareció horrible.


–¿Ah, sí? Bueno, pero entonces no estabas conmigo –dijo él, abriéndole la puerta del pasajero.


–Mi madre no te hubiera invitado a tomar el té con un montón de niñas.


–No, ya sé que no era su tipo. Pero las niñas hubieran estado a salvo.


–No lo dudo. Tú tenías cosas mejores que hacer.


A pesar de hacer lo imposible por mostrarse fría, Paula tenía que disimular una sonrisa. La idea de comer con Pedro Alfonso en un bonito restaurante frente al río hacía que se animase. Lo cual era ridículo. Debía recordar que odiaba a su padre, que estaba entrometiéndose en su carrera y que no sabía prácticamente nada sobre su vida desde que se marchó de Cranbrook Park. A saber qué motivos ocultos tenía para quererla a su lado.


–Ese día yo cumplía ocho años, así que tú debías tener catorce o quince… –Paula fingió pensarlo, pero recordaba muy bien lo que estaba haciendo, o al menos con quién estaba haciéndolo.


Vestida para tomar el té con su mejor vestido rosa, lo había visto en la parada del autobús con una chica que llevaba una falda tan corta que sus piernas parecían medir dos metros. Su madre había chasqueado la lengua, un gesto que Paula conocía bien. Ella, por otro lado, estaba verde de envidia.


–Ese fue el año que salías con la increíble y precoz Fernanda Parker.


–¿Ah, sí? –la irónica sonrisa de Pedro le decía que había traicionado su interés–. Posiblemente, aunque no creo que Fernanda, por precoz que fuera, durase un año entero.


–Tantas chicas, tan poco tiempo –dijo ella, burlona.


Sus ojos se encontraron entonces y fue como ir en una montaña rusa, con esa sensación de caer al vacío…

No hay comentarios:

Publicar un comentario