viernes, 24 de mayo de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 38

 –La próxima vez, trae un pastel.


–¿Es una invitación?


–Como tú quieras.


–Hago unos sándwiches con mermelada de frambuesa casera…


–Adiós, Paula.


–Hago la mermelada yo misma. Con frambuesas de mi jardín.


–Y no olvides que le debes una manzana a Archie.


–Aunque estoy dispuesta a admitir que Archie es un burro muy listo, no creo que me lo tenga en cuenta. Además, me atacó, así que no puede exigirme nada.


–Entonces, ven sin la manzana. Se siente solo.


–¿Y tú, Pedro? Este es un sitio muy grande para vivir solo.


–Dos manzanas y un sándwich de frambuesa –dijo él–. Y envíame un correo con el nombre de esos especialistas en rosaledas. Por si cambiase de opinión.



Pedro estaba frente a los ventanales, escuchando el canto de un jilguero mientras intentaba olvidar la imagen de Paula Chaves. Su preocupación por un viejo burro, por unos rosales abandonados, por Iván… Todo eso empezaba a minar su determinación de castigarla por los pecados de su padre. Beatríz tenía razón. Debería haberle dejado aquello a los profesionales.



Paula iba caminando hacia su casa, pensativa, sin darse cuenta de dónde ponía los pies. Solo había ido allí para saber qué había sido de Archie, pero ver a Pedro arreglando una moto había sido como volver atrás en el tiempo. Aquel día, sin embargo, no se había sentido como una extraña. Estaba allí, trabajando con él y, durante un rato, se había sentido como una cría. Pero no podía durar. A nivel inconsciente, siempre había intuido que su padre tuvo algo que ver con que echaran a Pedro de Cranbrook Park. Él era el gerente de la finca, de modo que contrataba y despedía gente, se encargaba del mantenimiento, organizaba las cacerías de sir Enrique… Mantener el orden era su responsabilidad. Y entendía por qué se había mostrado tan antipático cuando se encontraron. Ella era una Chaves, la hija del hombre que lo echó de allí. De hecho, le asombraba que respondiera a sus llamadas. Y si regeneraba la rosaleda, eso significaría que de verdad estaba comprometido con Cranbrook Park. En cuanto al comentario sobre su compromiso con el trabajo, ser periodista era lo que hacía. Con ese dinero pagaba el alquiler de la casa y mantenía a Sofía. No trabajaba para la BBC ni era una corresponsal importante en una cadena de televisión, pero estaba haciendo lo posible por ver cumplida la ambición de sus padres. Se sentó sobre la hierba y sacó el móvil del bolso para llamar a Bruno.

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