viernes, 24 de mayo de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 40

De cerca, respirando su aroma, una mezcla de champú y jabón, sus ojos sonriendo incluso cuando su boca intentaba no hacerlo, le gustaría repetir el beso que no debería haber ocurrido. Sentir su cuerpo bajo el suyo, como en el camino. Le gustaría tomar a Paula Chaves en una zanja, contra uno de los viejos robles, en la cama de la reina… Soñaba con quitarle el prendedor para dejar que el pelo cayera sobre sus hombros. Estaba soñando despierto cuando debería concentrarse en el techo del salón de baile, que tenía goteras. Pensando en hacer cosas con la mermelada de frambuesa… Cosas en las que no debería pensar. Había esperado que se enfadase cuando le dijo que no estaba a la altura de las expectativas de su madre y Paula se había enfadado. Años antes, ella era la estrella de la finca mientras él era el sapo que debía vivir bajo una piedra… ¿Pero por qué no le había devuelto el golpe? Paula sabía que lo habían echado de la finca y esa era la historia que publicaría cualquier periodista de verdad. Pero ningún periodista de verdad le habría advertido sobre la portada del día siguiente. Pedro abrió el Observer para buscar una fotografía de Paula. Estaba junto al resto del equipo, en el centro, con una sonrisa alegre y confiada, muy diferente a la criatura llena de barro que había caído en la zanja. Seguía siendo la estrella a pesar de su caída en desgracia, pensó. Un embarazo no deseado habría sido humillante para su madre. Pero tal vez no había sido un embarazo no deseado, pensó entonces. Después de todo, la propia Paula le había dicho que se enamoró del hombre equivocado. Estaba a punto de volver a tirar el periódico en la papelera cuando algo llamó su atención: El hada que se parecía a Paula. Estaba allí para vengarse de su padre pero, por el momento, era ella quien lo volvía loco. Y era hora de darle la vuelta a la situación.



–¿Pueden escucharme un momento? –Vanesa Dixon, la ayudante de edición, estaba en el centro de la sala–. Como todos saben, ha empezado la semana de los deseos de Maybridge y hemos recibido muchas sugerencias interesantes – Vanesa miró un papel que tenía en la mano–. Limpiar de fachada de Guildhall…


–Ese será el alcalde, intentando que le hagamos el trabajo.


–Si no sube los impuestos, a mí no me importa.


–La asociación de padres ha pedido una zona de juegos cubierta en el parque – siguió Vanesa–. Y tenemos varias peticiones de arreglar los jardines que hay alrededor del río. También hay muchas solicitudes para que ayudemos a familias con problemas, pero la mejor noticia es que este año tenemos un patrocinador oficial.


–¿Un patrocinador? –repitió alguien–. ¿Eso significa que el hada madrina tendrá que llevar su logo en las alas?


–No, nada de logos. Nuestro patrocinador no es una empresa sino un individuo y tenemos que darle las gracias a Paula.


–¿Qué? –exclamó ella–. ¿Qué he hecho?


–Mucho, aparentemente –respondió Gustavo–. Parece que has logrado despertar el espíritu de comunidad de nuestro nuevo vecino.


Paula tardó un momento en entender. ¿Pedro?


–¿Estás diciendo que este año Pepe Alfonso será el patrocinador de la campaña?


–¡Al fin lo has entendido!


¿Pedro iba a patrocinar esa campaña del periódico? ¿Por qué eso la ponía tan nerviosa?


No hay comentarios:

Publicar un comentario