lunes, 29 de septiembre de 2025

Eres Para Mí: Capítulo 46

 —Prefiero que comamos aquí. Podríamos hablar del proyecto que me has propuesto hace un rato. Yo tomaré notas y haré dibujos, mientras me explicas lo que quieres. Y tal vez, cuando me vaya, nos despediremos con un beso y la promesa de volver a vernos pronto.


—¿Eso es lo que quieres hacer esta noche?


—Sí, ¿Te parece aburrido?


—En absoluto.


La noche se desarrolló de forma mágica debido al hermoso entorno, la creatividad y la imaginación, por no hablar del flirteo y las caricias. Cuando Pedro la acompañó al coche, después de insistir en que se fuera a casa en él, ya habían hecho planes para la empresa de ella y para que viviera en una de las cabañas de Cooper Creek, a partir de la semana siguiente. Paula se había rendido a lo que había entre ellos, fuera lo que fuese. Había dejado de lado las defensas para ver dónde la llevaría, lo cual tal vez era el mejor regalo de aquella noche: su disposición a creer en que podría hacer realidad aquello con lo que soñaba… Con la ayuda de un amigo.



Una semana después, tras haber vendido parte de lo que había en su piso y dejado los objetos más valiosos en casa de Rosa, Paula se dirigió a su nueva residencia. Volvía a tener la camioneta, que funcionaba mejor que nunca, debido a que le habían cambiado el motor y los neumáticos, además de haberle instalado Internet, GPS y radio. Era increíble. Al intentar pagar, Pedro se había negado mirándola con dureza. Al plantearle pagar el alquiler, él le dijo: «Como te rompí la tienda de campaña, ahora te dejo una de mis cabañas. Me parece un intercambio justo. Además hay varias plantas en ella que espero que mantengas con vida». Y allí estaba, aparcando delante de una cabaña construida con paredes de adobe y un tejado de chapa con placas solares. Parecía que haría fresco en el interior, incluso sin encender el aire acondicionado. Había tanques de hormigón con agua enterrados y protegidos por muros de rocas. Era un espacio funcional, pero no bonito. Se lo veía muy abandonado, aunque tenía posibilidades. Había que plantar árboles y arbustos alrededor de la cabaña y de la que había al lado. Pedro le había dicho que había un sistema para reciclar aguas residuales. Cada cabaña disponía de dos o tres dormitorios, cuarto de baño, salón, cuarto de estar y cocina. Los muebles eran de calidad y los colores relajantes. Había hermosas fotos de paisajes que había hecho Brenda, la cuñada de Pedro. Metió las cajas que había llevado, salió al porche y miró hacia el horizonte. Se estiró y comenzó a dar vueltas sobre sí misma, entusiasmada por su buena suerte, aunque se debiera a la desgracia de Pedro.

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