miércoles, 10 de septiembre de 2025

Eres Para Mí: Capítulo 15

 —Sí, conozco la historia. Hiciste un buen trabajo.


—No quería fallarle a mi hermano y quería demostrar a todos que era capaz de salir adelante.


—Sé lo que es sentirse así.


Él percibió en su voz que era cierto, aunque no podía verle los ojos.


—No podría haberlo conseguido sin ellos. Les estaré eternamente agradecido —extendió el brazo hacia ella, que le agarró la mano.


—Eres un sentimental.


—No se lo digas a nadie. Tengo que conservar la fama de insensible.


—Te guardaré el secreto.


La mano de ella no era suave Tenía durezas en los dedos. De repente, él sintió la necesidad de llevársela a los labios. ¿La retiraría ella? Se contentó con frotarle el pulgar.


—¿Por dónde íbamos?


—Cuando pediste el desayuno.


—Pedí dos cafés, dos batidos de plátano, tarta de manzana, patatas fritas con sal y vinagre, bizcocho de chocolate y nueces y dos refrescos isotónicos. E iba a seguir pidiendo, pero la camarera me dijo que creía que era suficiente.


—Y tenía razón.


—Cuando nos trajeron la comida, comencé a devorarla, pero me di cuenta de que Federico no comía. Creí que no tenía hambre. Le pedí disculpas, pero me dijo que parara. Le dije que solo quería causarle buena impresión y que lo sentía. Y él me repitió que me callara, así que lo hice. Creí que se iba a marchar.


—¿Y ese es tu mejor día?


—La cosa mejoró —se defendió él—. Federico es el mayor caso de estrés postraumático que conozco, pero me miró y decidió confiar en mí. Me dijo: «Pedro, tengo hambre, pero es demasiada comida y llevo siete años y medio sin tener que decidir sobre nada. Me tienes que ayudar». Yo le dije, «Empieza por el batido de plátano», él se rió, pero lo hizo. Y en ese momento supe que quería tenerme a su lado y que todo iría bien. A veces las familias se rompen, y me daba miedo de que fuera a pasarla a la mía. Y entonces, ¿Qué?


—Te entiendo. Me lo sé de memoria.


Su voz estaba teñida de tristeza. Él se preguntó qué edad tendría y si ya se lo había preguntado. ¿Se equivocaba al pensar que era más joven que él, por ser estudiante? Daba igual. Ella lo entendía, y eso le bastaba.


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