viernes, 5 de septiembre de 2025

Eres Para Mí: Capítulo 1

 -Tienes que irte.


Pedro Alfonso levantó la vista de la pantalla del ordenador y miró a su hermano mayor con el ceño fruncido. Aunque Federico era imponente y su reputación hacía honor a su impresionante aspecto, no le intimidaron sus palabras.


—¿Por qué tengo que marcharme? Acabo de llegar. Y tu querida hija me ha invitado a merendar en el armario que hay debajo de las escaleras. Está haciendo magdalenas.


La expresión de Federico se suavizó ante la mención de su hija. Catalina Alfonso tenía nueve años, era inteligente y graciosa, con el rostro de un ángel. Era un milagro que su padre le negara algo. Federico, un lord inglés, a pesar de haberse criado en Australia, suspiró y se apoyó en el marco de la puerta. Se hallaban en la casa de la granja Jeddah Creek.


—Si no te vas ahora mismo, será mejor que eches una lona a ese mosquito al que denominas helicóptero. Se avecina una tormenta de arena.


Pedro suspiró al tiempo que separaba la silla del escritorio empujándola hacia atrás. La conexión a Internet allí no era buena y aquella era su última oportunidad de descargar los correos electrónicos de trabajo.


—¿Por qué cada vez que consigo librar unos días para ir a Cooper Crossing hace mal tiempo? ¿Acaso los dioses no piensan que me merezco un descanso? Lo creas o no, deseo un poco de soledad.


—Pues deja el ordenador y ve a buscarla.


—No puedo. Estoy esperando información sobre un nuevo prototipo de motor que mandé a comienzos de la semana pasada. No es fácil ser un genio de los motores, un adicto al trabajo y un playboy multimillonario y soltero. Es una pesadez.


—¿Has acabado?


—No sabes si lo que quieren de tí es tu dinero o tu amor; o posiblemente el nuevo prototipo de motor solar que va a revolucionar la aviación comercial. Te aseguro que estoy sufriendo una crisis existencial.


Su hermano lo miró sin inmutarse.


—No eres un playboy.


—Lo sabemos los dos, y probablemente las pocas mujeres con las que he tenido una relación seria, pero el resto de la humanidad piensa lo contrario.


—Hablando de las mujeres con las que has salido… Tu amigo David Masterton me llamó el otro día porque quería localizarte para que fueras el padrino de su boda.


—Ya le he dicho que no.


No se debía salir con la hermana de tu mejor amigo. Pedro había incumplido esa regla doce años antes con la esperanza de que Juliana fuera la mujer ideal. Sin embargo, tras seis meses de conversaciones íntimas, viajes y atenciones, vendió la información que había conseguido sobre él y se declaró ecologista. Dijo que era un capitalista defensor del libre mercado al que le importaba un pito el medio ambiente, además de menospreciar sus proezas sexuales y afirmar que carecía de sentimientos. Todo ello le supuso la pérdida de varios negocios prometedores y la de un amigo.


—Juliana acudirá a la boda como dama de honor. Parece que está dispuesta a olvidar el pasado.


Federico enarcó una ceja con escepticismo.

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