miércoles, 16 de julio de 2025

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 61

 —¿Sabes lo que me gustaría?


Ella negó con la cabeza y él inhaló su olor.


—Me gustaría que te fuera muy bien, que todos tus sueños se hicieran realidad.


Ella volvió a quedarse atónita.


—A tí también.


—¿Y luego? —él sabía que tenía que alejarse, pero no podía— . ¿Nos vemos en la cocina cuando todo el mundo se haya marchado y lo celebramos?


Ella vaciló, pero acabó asintiendo con la cabeza. Él, a regañadientes, le soltó la mano y los dos se separaron para conseguir que esa noche fuese un éxito.


Dos horas más tarde, la inauguración de Alfonso’s Place estaba en su apogeo, el bar estaba abarrotado de gente. El comedor también estaba lleno con clientes que iban a pagar para probar el menú nuevo. Pedro estaba feliz por los halagos a la comida y al vino de los viñedos Alfonso. Naturalmente, también había gente que había ido por curiosidad y por comer un aperitivo gratis. Aunque, al menos, consiguió que compraran un boleto de un dólar para la rifa. Hasta al momento, la noche iba muy bien, nunca había soñado que saliera tan bien. Sonrió mientras observaba a la gente que se mezclaba. La mayoría era del pueblo, pero también había muchos desconocidos… Aunque esperaba que pronto fueran conocidos. Pasó detrás de la barra, agarró dos jarras de cerveza, las llenó del grifo y las dejó en la barra para unos clientes. Su padre también ayudaba a servir bebidas. Miró a Kevin, que se movía con destreza por el estrecho espacio. Solo se podía estar de pie y esa noche había casi tantas mujeres como hombres. Estaba impresionado de lo bien que trabajaba su encargado de la barra en esas condiciones, por no decir nada de la atención que le prestaban las clientas. También recibió un par de proposiciones más o menos sutiles, pero se preguntó por qué no le interesaban esas atenciones de las guapas mujeres de Kerry Springs. Miró a Paula, quien estaba en el extremo opuesto de la habitación saludando a quienes llegaban. Aunque era una inauguración por todo lo alto, se encontraba más cómodo detrás de la barra. Él conseguiría el dinero para Alfonso’s Place sirviendo bebidas y, ella, las donaciones para el club a medida que la gente entraba. Era una situación ventajosa para los dos. Era la noche de los dos y era preferible que trabajaran por separado. Había intentado formar pareja, pero casi todas las mujeres lo consideraban mejor para la pista de baile o el dormitorio que para llevarlo a su casa con sus padres. Recogió algunos vasos y pasó un paño por la barra. Volvió a mirarla justo cuando ella se volvía hacia él. Sus aterciopelados ojos marrones se clavaron en los de él y sonrió. A él se le desbocó el corazón. Le pasaba eso desde que la conoció. Resopló. Sabía que mentiría si decía que no sentía nada por Paula, pero ¿Qué iba a hacer al respecto? Kevin se acercó a él y dejó escapar un silbido.

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