miércoles, 2 de julio de 2025

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 37

Antonio Casali también había sido un niño abandonado y en esos momentos era un hombre adinerado e influyente en la zona, un millonario que había salido de la nada. Empezó como ranchero y ya tenía una enorme extensión fuera del pueblo, el rancho A/A. se había casado con Alicia Cole, la propietaria de Puntada con Hilo. Antonio no se había olvidado de sus orígenes y quiso ayudar a Kerry Springs haciendo casas asequibles. Así nació Construcciones AC y Paula tuvo la suerte de ser la directora del proyecto.


—¿Ella es la jefa de todos ellos? —preguntó C. J. señalando a la cuadrilla que trabajaba en los cimientos.


Antonio asintió con la cabeza.


—Paula dirige todo lo que pasa por aquí y lo hace muy bien. Además, todos los hombres la respetan —Antonio se agachó y bajó la voz—. Eso es algo que tienes que aprender, hijo. Respeta siempre a una mujer, aunque solo sea eso.


C. J. lo miró fijamente.


—Mi papá decía que las mujeres solo sirven para hacer bien una cosa.


Antonio le rodeó los pequeños hombros con un brazo.


—Te diré que tu papá se equivoca en eso. Conozco a muchas mujeres que hacen muy bien muchas cosas. Paula es una de las especiales. Creo que llamó a su papá para que te ayudara a quedarte con Pedro. No se merece que hables mal de ella. ¿Entendido?


C. J. asintió con la cabeza y miró por encima de su hombro. Paula vió esos grandes y tristes ojos marrones. Ese niño lo habíapasado mal y prefería no saber cuánto.


Treinta minutos después, Paula entró con C. J. en el despacho de la directora del colegio de Kerry Springs. Todos los puntos que pudo ganar antes en la obra los perdió cuando C. J. se enteró de que tendría que trabajar más para ponerse a la altura de su clase. Había empezado a pensar que podría tomarse un descanso en lo relativo a los hombres. Pensó en Pedro, pero se dió cuenta de que tenían que centrarse fundamentalmente en ese niño y de que tenía que dejar a un lado lo que pasaba entre ellos. ¿Sería posible? ¿Podría dejar de reaccionar ante Pedro Alfonso? Eso esperaba.



A las tres, Pedro estaba en el colegio para recoger a C. J. Cuando apareció, recorrieron las cuatro manzanas que los separaban del restaurante. Una vez en la cocina, le dio algo de comer y le dijo que empezara a hacer la tarea. Esperó que Paula llegara pronto para ayudarlo. Fue a la zona del bar y siguió clavando los tablones por las paredes. Los había pintado antes y habían quedado de color crema con rebordes oscuros. No estaban mal. Esperó que la familia fuera a ayudarlo con el comedor antes de que llegaran los nuevos asientos corridos. La barra de roble era la original, pero la había pulido y teñido de oscuro. Había quitado toda la decoración con motivos deportivos y había puesto una televisión de pantalla plana en una pared. Quizá fuesen un bar y un restaurante más elegantes, pero a los clientes seguirían interesándoles los deportes. Al fondo había un enorme mueble para enfriar vino. Todo empezaba a encajar y solo esperaba que estuviera terminado para la inauguración.

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