lunes, 14 de julio de 2025

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 59

 —Hemos pensado que a lo mejor querías ir a cenar con nosotros para celebrarlo.


—Me encantaría.


Sobre todo, le encantaba que hubieran contado con ella. C. J. pareció contento de que hubiera aceptado, pero la sonrisa de Pedro se esfumó cuando miró a Leticia.


—Hola, señora Peters. Espero no haber interrumpido nada.


—Solo intentaba convencer a Paula para que renunciara a sus empeños sin sentido —Leticia miró a Paula, a C. J. y a Pedro otra vez—. Es posible que tú puedas convencerla para que se olvide de las causas perdidas.


Pedro se acercó un poco más y rodeó a Paula con un brazo.


—Eso es lo que hace que sea tan querida: Se preocupa por los demás.


Leticia puso una expresión de engreída.


—Vaya, parece que tienes muchos amigos de tu lado, es una pena que no sean influyentes.


—Yo no diría tanto.


Paula vió a Antonio Casali que se acercaba a ellos.


—Hola, señor Casali —le saludó C. J.—. He sacado un diez en el examen de ortografía.


—Genial.


Chocaron los cinco y Antonio se dirigió a los adultos.


—Paula, antes se me olvidó decirte una cosa: Sobre lo que te dije respecto al club infantil, el trabajo y los materiales corren por cuenta de Construcciones AC. Los contratistas han aceptado trabajar por el coste mínimo.


—Antonio… —ella se quedó boquiabierta—. Eres muy generoso.


—Me parece que es lo mejor para todos en este pueblo. Además, puedes contar con Alicia y conmigo en la recaudación de fondos. También necesitaremos material nuevo —Antonio sonrió a Leticia—. Espero que esté preparada para la contienda, señora Peters, porque esta candidata representa el cambio.


—Y nosotros la respaldamos —añadió Pedro.




La noche del sábado había llegado y con ella la anhelada inauguración de Alfonso’s Place. Diego Quincy, el nuevo cocinero, estaba en la cocina terminando los aperitivos y, Kevin, tras la barra. Los barriles estaban preparados, como tres camareras con experiencia y un chico para todo. Solo faltaban los clientes. Pedro cruzó el bar y fue al comedor. Las paredes estaban pintadas de color berenjena con zócalos oscuros. Perpendiculares a las paredes había asientos corridos con mesas en medio que tenían una pequeña lámpara de araña encima para que los espacios fueran más íntimos. Esperaba que no fuese demasiado elegante, que solo tuviese cierta categoría para Kerry Springs.


—Está precioso.


Pedro se dió la vuelta y vió a Norma con un centro de flores recién cortadas.

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