viernes, 23 de agosto de 2024

Otra Oportunidad: Capítulo 66

«Estás atascada recordando tu infancia, no tu vida con él. Hay muchas razones para creer que la esperanza sirve de algo». ¿No habían sufrido ya más que suficiente? Y no estaban separados; a pesar de todo lo que había pasado estaban juntos, casados. Pedro era su marido y eso tenía que contar. Le había hablado de su infancia, de sus traumas, de todo lo que había soportado. Eso importaba. Habían tenido la oportunidad de alejarse, pero seguían juntos. Había esperanza en eso. Era allí donde le había dicho que lo amaba por primera vez y había vuelto a hacerlo en París. Se preguntó si tendría valor para volver a decírselo. Porque lo amaba. Lo había amado desde el principio, aunque ese amor hubiese dejado cicatrices. No había sido fácil llegar hasta allí, pero estaban casados, tenían una hija y él ya no se apartaba de Olivia. Eso tenía que importar, de modo que encargó una cena especial. Como esa noche, cuando todo se derrumbó. Paula estaba decidida a escribir un final diferente para su historia porque él era su destino. Lo había sabido en Camboya y lo sabía ahora. Tal vez lo único que necesitaba era confiar en los dos. Las niñeras se habían encargado de Olivia. Esa noche era solo para Pedro y para ella porque se trataba de ellos dos. Había creído que la conexión que había entre ellos era una simple atracción física, pero era algo mucho más profundo y se reafirmaba cada día. Él bajó al comedor con una camisa blanca con dos botones desabrochados en el cuello y las mangas subidas hasta el codo, revelando sus fuertes antebrazos. Era tan hermoso que nunca se cansaría de mirarlo. Nunca se cansaría de esa piel bronceada, de sus facciones esculpidas, de esas manos grandes tan masculinas.


—He pensado hacer algo especial esta noche.


—¿Por qué? —preguntó él, mirando la mesa.


—He pensado hacer algo especial porque estamos juntos.


—Siempre estamos juntos —dijo él.


—Sí, lo sé. Por eso es especial.


Pedro se apartó, mirándola con gesto desconfiado.


—Supongo que tienes razón.


—No voy a decirte que estoy embarazada.


Pedro rió.


—Es un alivio.


—¿No quieres tener más hijos?


Él se quedó pensativo un momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario