miércoles, 1 de enero de 2025

Busco Prometida: Capítulo 21

La atracción que Paula sentía por él era tan fuerte que tuvo que repetirse varias veces en silencio «Compromiso fingido» hasta que logró sonreír y hablar sin que pareciera que le estaba suplicando un beso a Pedro. Para distraerse, levantó la carta, pero entonces la pierna de él rozó la suya y todo el cuerpo se le tensó. Por suerte, en ese momento llegó una camarera para tomarles nota. Ella agradeció que Pedro fuera el primero en responder porque oírlo hablar le hizo olvidarse de todas las reacciones que estaba experimentando su cuerpo.


—Yo tomaré la langosta escalfada y agua con gas y lima.


—Lo mismo para mí, gracias —dijo ella.


Aunque Pedro hubiera pedido una cartulina, ella habría dicho que tomaría lo mismo. Tenía que centrarse.


—¿Puedo hacerte una pregunta?


—Claro.


—¿No bebes alcohol?


—No.


—¿Nada?


—Nada.


—¿Por qué?


—Crecí con un alcohólico y he visto lo que hace el alcohol. En mi vida no hay lugar para algo así.


—¿Puedo preguntar quién era?


—Mi padrastro.


—Siento que tuvieras que vivir algo así.


Imaginando que él no querría decir más, Paula se quedó en silencio mientras pensaba que Pedro era un puzle complejo para el que ella solo tenía unas pocas piezas de momento.


—Pregúntame lo que estés pensando —dijo él—. Sé que estás dándole vueltas a algo.


—Vale… Parece que todo esto se te ha ocurrido de pronto y estaba pensando que ser mi prometido te va a impedir tener pareja.


—No tengo ninguna, así que no hay problema.


—¿Y cómo puede ser?


Pedro se echó hacia delante y apoyó los codos en la mesa.


—Me alegra que me encuentres tan deseable.


—Solo digo que…


—La respuesta es sencilla, Paula. No tengo relaciones.


Qué ridiculez. Ese hombre era inteligente y sexi, y parecía una buena persona.


—¿Por qué?


—¿Por qué quieres saberlo? ¿Crees que puedes arreglarlo? Soy un hombre adulto. No necesito justificar mi comportamiento.


—Claro que no. No te conozco bien, pero no creo que haya nada que arreglar en tí. Lo único que pretendo es conocerte un poco más, ya que vamos a estar prometidos. Además, no tenemos que limitarnos a ser socios. Podemos ser amigos también.


—Tampoco tengo amigos.


—¿Entonces qué haces para divertirte?


—Trabajo. Trasteo.

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