miércoles, 28 de mayo de 2025

Has Vuelto A Mí: Capítulo 43

 –No me arrepiento de haberme casado con Martina, pues gracias a ella tuve a Violeta. Pero a veces es difícil estar siempre rodeado de las mismas personas.


Pedro no podría estar más de acuerdo. Si tuviera que vivir de manera permanente en aquel pequeño pueblo se volvería loco.


–¿Qué me dices del surf?


–¿Qué pasa con el surf?


–¿Te arrepientes de haberlo dejado?


–Claro que no –declaró Federico, riendo–. Nunca estuve tan obsesionado como tú, y ni loco me habría pasado la vida persiguiendolas mejores olas por todo el mundo.


–De joven te apasionaba –le recordó Pedro–. De hecho, si decidí hacerme profesional fue en parte por tí.


Federico sacudió la cabeza.


–Tú siempre quisiste llegar más lejos que yo. El surf profesional no era para mí.


–Pero yo creía que...


–¿Qué?


–Que lo dejaste porque Martina se quedó embarazada a propósito para echarte el lazo. Creía que estabas resentido por ello y que fue esa la razón que acabó con su matrimonio.


Federico le dió una palmada en la espalda.


–Ya no tiene importancia, pero para que lo sepas... Sí, Martina se quedó embarazada a propósito, pero no tuvo necesidad de echarme el lazo. Yo quería casarme con ella porque no era más que un joven tonto e idealista –miró a sus padres, que estaban brindando con champán en una mesa apartada–. Supongo que quería lo mismo que tenían ellos.


A Pedro lo invadió una tristeza muy familiar al mirar a sus padres. Los Alfonso siempre habían estado muy unidos y sus padres parecían quererse más que nunca, después del problema de salud que tanto lo había horrorizado al descubrirlo. Envidiaba aquella unión. Era como estar mirando el interior de un club exclusivo desde el exterior.


–Sería capaz de dar un brazo y una pierna por tener una relación como la suya –continuó Federico–. Una mujer que me adorase, que fuera feliz conmigo y que no necesitara el glamour de una gran ciudad.


–¿Por eso te dejó Martina? ¿Por querer una vida mejor?


–Pues claro. Después de tener a Violeta solo hablaba de eso.


Pedro se frotó incómodamente la nuca. ¿Cuántos mitos quedaban aún por caer?


–Vaya, no lo sabía.


–Hay cosas que es mejor no decir. Además, no quiero que Viole escuche cosas malas sobre su madre, por si acaso a Martina le remuerde un día la conciencia y quiere ver a su hija.


–¿Dónde está ahora?


–La última vez que supe de ella estaba en Sídney. Le manda a Viole los regalos obligatorios por su cumpleaños y por Navidad. Es el único contacto que tiene con su hija.

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