viernes, 2 de mayo de 2025

Has Vuelto A Mí: Capítulo 4

La minúscula oficina de P.C. Designs no sorprendió a Pedro por sus reducidas dimensiones. Los obsesos de la informática no necesitaban mucho espacio para trabajar. Sí se sorprendió, no obstante, con los colores que adornaban las paredes. Tonos magentas, carmesíes y turquesas contra lienzos blancos llamaban la atención y ofrecían un toque alegre y luminoso a lo que, de otro modo, hubiera sido un cubículo apagado y anodino escasamente amueblado con una pequeña mesa de cristal, una sillón ergonómico y una silla de respaldo alto para acomodar al cliente de turno. Todo excesivamente simple, salvo por los colores. Daba la impresión de que aquella chalada de la informática intentaba romper un molde y demostrarse algo a sí misma y a sus clientes. A él lo único que tenía que demostrarle era que podía hacerse cargo del proyecto. Por lo demás, como si le apetecía colgar la luna de su pared. Buscó alguna foto a su alrededor, sintiendo curiosidad por la gerente de marketing con la que llevaba años trabajando por internet. Había investigado a fondo P.C. Designs antes de decidirse a contratar sus servicios y solo había encontrado opiniones positivas de sus anteriores clientes, incluidos muchos deportistas. La gerente era escrupulosamente profesional, siempre cumplía los plazos e ideaba los eslóganes perfectos para cualquier producto o marca que le encargaran. Pasó un dedo por la impoluta superficie de la mesa y se preguntó cómo afrontaría una campaña de esa envergadura. La primera escuela de surf para jóvenes tenía que ser un éxito y para ello había que darla a conocer.


Pedro había hecho surf en los mejores destinos del mundo y en todos se había encontrado con el mismo tipo de jóvenes que perdían el tiempo bebiendo y fumando marihuana en la playa y aprovechando de vez en cuando alguna ola. Muchachos sin ningún objetivo en la vida que intentaban dar una imagen moderna y despreocupada cuando la apatía y el hastío se reflejaban en sus rostros. Era la primera oportunidad de para hacer algo útil. Y, con suerte, demostrarle a su familia lo equivocados que habían estado al juzgarle. Nunca había comprendido por qué no confiaban en él. ¿Lo veían como demasiado narcisista? ¿Demasiado indolente? ¿Demasiado obsesionado con su carrera? Federico y Tomás tampoco lo habían ayudado mucho cuando intentó hablar con ellos unos años antes. Los dos habían respondido con evasivas a las insistentes preguntas de Pedro, insistiendo en que Horacio les había hecho jurar que no dirían nada. Pedro tomó entonces la decisión de olvidar su orgullo y recuperar el vínculo con sus hermanos. Tal vez no fueran los amigos que una vez fueron, pero la relación había mejorado mucho. No así con su padre. Le dolía no saber el motivo por el que lo habían dejado de lado, y aquella desconfianza lo había hecho alejarse de todos ellos. Tenía la esperanza de que su nueva escuela de surf posibilitara el acercamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario