miércoles, 28 de mayo de 2025

Has Vuelto a Mí: Capítulo 42

 –Con ese comportamiento no me extraña –se mofó Tomás, y señaló el grupo de amigas de su novia que se habían congregado en torno a la fuente de chocolate–. Jimena tiene muchas amigas guapas y solteras. ¿Por qué no van a hablar con ellas?


Federico se encogió de hombros, pero la forma en que agarraba la cerveza contradecía su actitud aparentemente despreocupada.


–No me interesan.


–No todas las mujeres son como...


–Tomi, Jimena te está buscando –lo interrumpió Pedro, ganándose una mirada agradecida de Federico.


–Piensa en ello –insistió Tomás–. Violeta necesita una madre.


Afortunadamente Federico no respondió y Tomás se fue en busca de su novia con el pavoneo propio de un joven enamorado.


–A riesgo de que me partas la botella en la cabeza, creo Tomi tiene razón –se arriesgó a sugerir Pedro.


–Viole y yo estamos muy bien como estamos.


–Lo sé, hermano, pero tu hija está creciendo –miró a su sobrina, quien estaba persiguiendo un conejo por el césped–. Dentro de poco empezará a hacerte preguntas que preferirías no responder.


Federico pareció desinflarse ante sus ojos.


–Es una niña maravillosa –murmuró, parpadeando como si acabara de despertarse–. Es toda mi vida.


–¿No crees que deberías volver al mundo de los vivos? –le preguntó con la esperanza de animarlo–. ¿Cuándo fue la última vez que saliste con una mujer?


El rostro de su hermano se ensombreció y Pedro se sintió fatal por hurgar en sus viejas heridas, pero Tomás tenía razón. Federico necesitaba salir con mujeres de nuevo, por su propio bien y el de Violeta. La atormentada mirada de Federico se posó en su hija mientras dejaba la botella en una mesa y se cruzaba de brazos.


–¿Alguna vez desearías que tu vida fuera distinta?


Jamás, pensó Pedro. Le encantaba su vida, su libertad, la emoción, la adrenalina... Le gustaba ser su propio jefe y valoraba su independencia tanto como sus trofeos. Aunque debía admitir que en los últimos días se preguntaba cada vez más por qué estaba tan empeñado en seguir solo y soltero. La risa de Paula llegó a sus oídos como un soplo de brisa y sintió que algo se contraía en sus entrañas. No, no se arrepentía de nada, pero por un breve instante se preguntó cómo habría sido su vida si hubiera dejado su desconfianza a un lado y se hubiese arriesgado a intentarlo con ella.


–No sirve de nada plantearse esas cosas, hermano. Lo único que podemos hacer es aprovechar lo que tenemos.


Federico asintió, pensativo.

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