lunes, 31 de marzo de 2025

Conquistar Tu Corazón: Capítulo 15

Ella se bajó de la motonieve y se quitó el casco.


—¿Bonito? ¿Solo bonito? —preguntó él, decepcionado ante la escasa impresión que, al parecer, le había causado el paisaje—. Es un milagro que existan sitios como este.


Paula caminó hacia él.


—Sí, supongo que sí. Desde luego, es algo muy... Grande.


Pedro la miró con asombro.


—¿Esos son los únicos adjetivos que se te ocurren? ¿Bonito y grande?


Ella sonrió.


—Está bien, tú ganas. Intentaba ser comedida en mi reacción, pero no quiero que me malinterpretes. Sinceramente, las vistas son impresionantes.


—Eso está mejor.


Pedro se acercó a una peña, apartó la nieve con la mano y añadió:


—¿Le apetece sentarse, Excelencia?


Él le ofreció la mano para ayudarla a subir, pero ella hizo caso omiso y se encaramó por su cuenta.


—¿Dónde estamos? —quiso saber, mientras se sentaba.


—En la linde de mi propiedad —Pedro se acomodó a su lado—. Antes teníamos más terreno, pero vendimos una parte.


—¿Por qué?


A Pedro le extrañó la pregunta; sobre todo porque, hasta entonces, había mostrado muy poco interés en el rancho.


—Porque vendí el ganado y ya no necesitaba tantos pastos. Solo necesito los necesarios para dar de comer a los caballos.


—¿Tenías ganado?


—Sí. Mi familia, sí.


—¿Y por qué lo vendiste? —insistió ella, dejándose llevar por la curiosidad—. ¿Es que tenías problemas económicos?


Él sacudió la cabeza.


—No, pero mi padre sufrió un infarto y decidió jubilarse antes de tiempo y dejar el rancho en mis manos. Desde entonces, las decisiones las tomo yo. Y decidí tomar esa —Pedro se encogió de hombros—. El rancho se mantiene con los ingresos del centro de rehabilitación y las ayudas estatales.


—Pero eso no puede ser mucho —observó ella—. ¿De qué vives tú?


—De lo que saco con los caballos.


Pedro lo dijo con naturalidad, como si fuera lo más fácil del mundo, aunque las cosas no habían sido nada fáciles para él. Su padre se había enfadado mucho cuando le informó de que iba a vender el ganado y parte de las tierras del rancho para financiar el centro. Pero, más tarde, cuando le explicó que necesitaba hacer algo útil, algo que ayudara a la gente a superar traumas como el suyo, lo comprendió y le dió su apoyo. A fin de cuentas, su programa de ayuda a los niños era una especie de memorial en honor de Pablo.

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