lunes, 24 de junio de 2024

Reencuentro Final: Capítulo 18

Pedro abrió la puerta y Paula dejó de hablar y lo miró. Ella estaba sentada en el escritorio, agarrada a él, con las piernas colgando. Aquellos ojos verdes brillantes de alegría, y aquella sonrisa lo derretían. Luego se dió cuenta de la ropa que llevaba: Unos shorts y una camiseta que dejaba parte de su estómago al descubierto. Daba la impresión de tener dieciséis años, no casi treinta. Miró sus piernas bronceadas, y bajó hasta sus pies descalzos… Muy típico de Paula… Y en el tobillo, una cadena de oro que él le había regalado en París. No había duda. Sus eslabones tenían la misma forma de corazón… ¿La había usado desde entonces? ¿Recordaba de dónde procedía? ¿O era sólo una costumbre, como llevar un reloj de pulsera todos los días? 


—Buenos días, Pedro —dijo Paula bajando del escritorio—. Quiero presentarte a nuestro director de viñedos, Benjamín Bauer.


Pedro giró la cabeza hacia la izquierda y se encontró con un hombre de su edad aproximadamente, que estaba extendiendo la mano para saludarlo. Mecánicamente, le dió la mano. Así que aquél era el hombre que la ponía tan contenta…


—¿Qué tal vas?


Pedro pestañeó.


—¿Voy adónde?


Benjamín lo miró. Pedro le devolvió la mirada. Se trataba de una emoción irracional, pero se sintió celoso de aquel atractivo hombre, y de la evidente comodidad que sentía Paula en su presencia.


—No ha sido una pregunta literal —dijo Paula—. Quiere decir: «¿Cómo estás?», como ¿Comment allez-vous?


Pedro se mostró impaciente.


—Claro… Estoy bien, gracias —dijo Pedro a Benjamín.


Benjamín sonrió con una sonrisa amplia, de dientes blancos que lo hacía parecer más atractivo.


—Será un placer mostrarte los viñedos —dijo Benjamín—. Hay ciento cincuenta hectáreas en total. Cuarenta y cinco de Shiraz, cuarenta de Semillon, veinticinco de Merlot, veinte de Cabernet Sauvignon, dieciséis de Riesling, dos hectáreas de Mourvedre y dos de Grenache —Benjamín tomó aliento—. Y luego están los otros productores de vid…


—Benjamín hace la función de coordinador de productores de vid, cuyos viñedos están distribuidos por el Barossa, hacia el sur, hasta Williamstown, y por el norte hasta Ebenezer. Nos parece que las diferentes condiciones ambientales para el cultivo, agregan complejidad a los vinos.


Pedro asintió.


—Bueno, seguramente estás muy ocupado —le dijo Pedro a Benjamín—. No quiero entretenerte —se alegró de que Benjamín comprendiera la indirecta.


Benjamín hizo un asentimiento a Paula y se marchó.


—Ya nos veremos —gritó desde la puerta.


Cuando Pedro volvió a mirar a Paula, ésta pareció sorprendida. Luego se irguió y dijo: 


—¿Quieres conectar el ordenador a la línea de teléfono?


—Sí, por favor.


¿Se habría enfadado Paula porque le había interrumpido su encuentro con el atractivo Benjamín? 


Paula le señaló dónde enchufar el ordenador, y se concentró en el monitor de su propio ordenador. 

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