miércoles, 5 de junio de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 63

 –No, esta mañana hemos dado un largo paseo y ha decidido echarse una siesta. Pero el poni llegará después de comer, si quieres ir a saludarlo.


–¿Puedo llevar a Camila?


–Claro que sí.


Sofía se volvió hacia Paula.


–Mamá, ¿Puedo usar tu ordenador? Quiero buscar información sobre cachorros para saber lo que tengo que hacer.


–Claro, cielo.


–¿Qué pensarías si hiciera un carril para bicicletas en el camino? –le preguntó Pedro cuando se quedaron solos.


–¿En serio? –exclamó Paula, sorprendida.


Sus ojos eran particularmente azules esa mañana y estaba dejando de parecer un ogro para convertirse en un hombre que iba a crear su hogar allí. Y que iba a hacer un carril para bicicletas en el camino. Pero estaba sonriendo y su sonrisa le decía que no estaba pensando en un carril para bicicletas. Pedro levantó una mano para colocar un mechón de pelo detrás de su oreja y Paula no se movió, todos sus sentidos concentrados en él mientras inclinaba la cabeza para besarla. Notó el sabor de su pasta de dientes mentolada, el aroma de supiel… Sus labios se abrieron como por decisión propia y, de repente, solo existían ellos dos y aquel beso tan dulce… Hasta que un golpe en el piso de arriba hizo que recuperasen el sentido común.


–Muy bien –dijo Pedro, apartándose–. ¿Quieres que hablemos del carril para bicicletas?


Paula parpadeó varias veces, intentado centrar la mirada.


–Es perfecto, ¿pero no ibas a hacer un campo de golf?


–¿Qué campo de golf?


–¿No habrá un campo de golf para los clientes del hotel?


–Espero que no. Pero hablemos del carril para bicicletas.


–Me parece genial. Los niños podrán ir al colegio en bici en lugar de tomar el autobús y yo podré ir a trabajar… Si tuviera una bicicleta, claro.


–Estoy en ello.


–Pedro… ¿Cranbrook Park estará abierto al público?


–Aquí está mi lista de ideas, échale un vistazo –dijo él, dejando un sobre en la mesa–. Cuando lleves a las niñas a ver al poni me dirás lo que te parece.


–¿Yo estoy incluida en la invitación?


–Solo si llevas un pastel. Iván se comió el último casi entero.


Paula soltó una carcajada.


–Sabía que eso te convencería.


–Tú no sabes nada, Paula Chaves, o estarías mucho más preocupada –Pedro se detuvo en la puerta–. Hay una cosa más. Tengo que acudir a una cena benéfica el sábado por la noche y necesito una acompañante.


–Una cena…


¿Estaba pidiéndole una cita?


–En Londres –siguió Pedro–. De etiqueta.


–Tengo un vestido de noche azul oscuro –murmuró Paula–. Lo compré en las rebajas para una fiesta de Navidad en el Observer.


–Me da igual que lo comprases en un mercadillo –dijo él–. Solo necesito a alguien que ocupe un asiento.


–Y al preguntarte quién no tendría nada que hacer el sábado por la noche, has pensado en mí. Qué simpático.


–¿Tienes algo que hacer?


–No lo sé, miraré mi agenda –respondió Paula.

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