lunes, 24 de junio de 2024

Reencuentro Final: Capítulo 16

 —Creo que tomaremos el café dentro —dijo Paula mientras preparaba la bandeja.


La llevó a la mesa, donde se sentaron.


—¿Cuánto tiempo hace que sales con Germán? —preguntó él. 


Ella se sorprendió.


—Algún tiempo.


—Sé que no es asunto mío, pero no parece tu tipo.


Paula le dió una taza, y tomó un sorbo de la suya.


—Pero ya no saldremos más, de todos modos.


Él alzó las cejas como preguntando.


—Hemos roto.


—Lo siento.


Paula dejó la taza en la mesa.


—No lo sientas. No era una relación seria.


Él asintió.


—¿Y tú? —preguntó ella—. ¿Cuánto tiempo estuviste casado con Giselle?


—Tres años —dijo él después de un momento.


—No es mucho tiempo.


—Bastante.


—¿Para tener un niño?


Él se encogió de hombros.


—¿Cuántos años tiene ahora él?


—Nueve.


Ella hizo un cálculo rápido. Debía de haberse casado con Giselle poco después de que ella se hubiera ido. Aquello le dolió.


—¿O sea que llevas separado siete años?


Él asintió.


Después de un momento de silencio, ella cambió de tema de conversación.


—Siento lo de tus padres —dijo Paula suavemente.


—Fue hace pocos años —respondió él.


—Lo sé.


Ella había lamentado no haberle expresado su pesar, pero no había sabido cómo acercarse a él.  Los padres de Pedro se habían jubilado y se habían marchado al sur de Francia. Allí había sido donde habían sufrido el accidente de coche en el que se habían matado ambos.


—Debió de ser un golpe terrible para tí.


—Fue peor para Luciana —Pedro se pasó una mano por el pelo—. Tuve que decírselo.


La hermana de Pedro aún debía de haber estado en el colegio en aquel momento, y ella sintió pena por la niña. Debía de haber sido terrible tener que darle la noticia de que sus padres, a los que ella adoraba, estaban muertos. En su caso, cuando había muerto su padre, no había tenido que preocuparse por nadie. En aquel momento, había lamentado no tener hermanos. Había odiado quedarse sola. Pero tal vez podría haber sido peor.


—Mmm… Está bueno —dijo ella, tomando un sorbo de café.


Él estuvo de acuerdo.


—Hasta que murieron, no supe que habían vendido los viñedos. Fue una sorpresa para mí…


Pedro puso un gesto de disgusto. Dejó el café y se puso de pie.


—Es tarde. Será mejor que me marche.


Ella lo miró.


—Lo siento. No me he dado cuenta de que el accidente aún era un tema doloroso para tí, si no, no habría…


—No lo es.


Paula miró el café de Pierre, prácticamente intacto. ¿Qué había dicho que lo había incomodado? ¿No quería hablar del tema de los viñedos? ¿Habrían discutido su padre y él? ¿No habría querido seguir los pasos de su padre y ahora se arrepentía? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario