lunes, 3 de junio de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 60

 –Nadia encontrará un hogar para ellos cuando llegue el momento.


–O sea, que vas a tenerlos unos meses para librarte de ellos después.


–¿Vas a decírselo a Nadia?


–Debería hacerlo –respondió Paula.


Pero entonces sería ella quien le rompiese el corazón a su hija.


–Ya me lo imaginaba –murmuró Pedro–. ¿Quieres ayudarme con esa caja? –le preguntó, después de ayudar a Bernardo a subir al coche.


Paula tomó la caja, que contenía los comederos, las correas y la comida para perros.


–Tenemos que ponerles nombre –dijo Sofía.


–¿Por qué no haces una lista? –sugirió él–. Mañana vendrá alguien a buscar el poni, Nadia –se despidió, antes de subir al coche.


–Pedro…


–Hablaremos mañana –la interrumpió él, dignándose a mirarla cuando por fin los perros estuvieron colocados como quería Sofía–. ¿Las nueve es demasiado temprano para tí?


–Me despertarías dando golpes en la puerta.


–Cuenta con ello.


Paula lo oyó despedirse de Sofía y, después, el ruido de los neumáticos sobre la gravilla del camino.


–Sofi, cariño, deja que los cachorros descansen un rato.


–Sofía.


–¿Qué?


–Que Pedro me llama Sofía.


–Yo siempre te he llamado Sofi.


–Pero me gusta más Sofía –replicó la niña.


Oh, cielos.


–Muy bien, Sofía Chaves. Parece que el listo de Pedro Alfonso se ha ido con la comida de los perros, así que tendremos que ir al pueblo a comprar una bolsa.


–¿Y vamos a dejarlos solos?


–Tienen agua y están con su madre. Y, afortunadamente, a los gatos no parecen molestarlos, así que pueden quedarse solos media hora. De hecho, creo que les vendría bien estar tranquilos un ratito.


Y a ella también. Pero no tuvo suerte porque Juana Michaels estaba en el supermercado con Camila. Tenía que encontrar la manera de hablar con ella para solucionar el problema entre las niñas, pero no delante de todo el mundo.


–¿Qué es esto, Sofi? –le preguntó la cajera–. ¿Tienes un perro?


–Tengo tres –respondió su hija en voz alta, sin duda para que Camila lo oyera–. Una mamá con sus dos cachorros. Son blancos y gorditos, más bonitos…


Por el rabillo del ojo, Paula vió que Camila había vuelto la cabeza, atraída por la irresistible palabra: «Cachorros ».


–¿Cómo se llaman?


–Aún no les hemos puesto nombre, pero voy a hacer una lista y mañana los elegiré con Pedro.


Al ver que Camila se acercaba un poco, Paula se alejó para tomar una barra de pan que no necesitaba.

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