—Digamos que los dos estamos reservándonos algo de tiempo para otras cosas. Para promocionar la salsa de Horacio, para viajar, para ir a muestras de colchas de retazos…
A Pedro le gustaba ver feliz a su padre. Sabía que se merecía pasar ese tiempo con Norma. Se dirigió a Miguel y Alejandra.
—Es posible que esté retirado, senador, pero se acuerda muy bien de cómo llevar el ganado, señor. Agradezco mucho la ayuda de hoy.
—Me ha encantado. Es lo que tiene de bueno dejar de trabajar. Se pueden hacer muchas cosas… —Miguel guiñó un ojo a su esposa y le pasó un brazo por los hombros—. Puedo levantarme al alba para ayudar a un vecino o quedarme en la cama hasta mediodía.
—No te quedarías en la cama hasta mediodía ni aunque quisieras —se burló Alejandra Chaves.
El senador la miró y le guiñó un ojo.
—Me quedaría si tuviera un motivo.
El amor entre ellos era evidente. Pedro no pudo evitar mirar a Paula y acordarse de cuando habían pasado todo un fin de semana en la cama. Ella también lo miró a los ojos y sintió que le abrasaban las entrañas.
—Todavía me cuesta creer que estés tan dispuesto a ser ranchero en vez de senador —intervino Gonzalo.
—Es muy fácil —replicó Miguel—. He servido a mi país y ahora voy a disfrutar de mi familia y a ser abuelo.
Todos miraron a Tamara.
—Sí, vamos a tener un hijo —les comunicó Gonzalo.
Todo el grupo empezó a felicitar a la pareja. Pedro sintió envidia y volvió a mirar a Paula.
—Vas a ser tía.
—Estoy deseándolo. Me alegro mucho por Gonza y Tamara.
Pedro se acordó de cuando Gonzalo no estaba seguro de comprometerse con Tamara. En ese momento, parecían una pareja feliz. Ellos, como su hermano y Florencia, compartían una intimidad y sintió una punzada de envidia. Se la sacudió de encima.
—¿Los nietos van a llamarle senador o abuelo?
Miguel Chaves sonrió.
—Abuelo —contestó mientras miraba a Paula—. Espero que, en el futuro, alguien más de esta familia utilice el otro título.
—Papá, solo me presento al Ayuntamiento —replicó Paula en tono de advertencia.
—No es demasiado pronto para pensar a largo plazo.
Los comentarios del senador devolvieron a Pedro a la realidad. Paula no iba a quedarse mucho tiempo allí. Era una Chaves y eso significaba que su destino estaba en Washington. Era una vida completamente distinta a la de Kerry Springs. Él pertenecía a esas tierras y ella se marcharía, como todas las demás.