miércoles, 15 de octubre de 2025

Eres Para Mí: Epílogo

Catalina, como damas de honor, Luca, que se puso un traje por primera vez. Se había convertido en un joven muy guapo y guiñó el ojo a Paula cuando esta pasó a su lado. Federico era el padrino y se hallaba al lado de su hermano.


Pedro llevaba un parche en el ojo izquierdo. Aunque la visión de ese ojo había disminuido, la del otro había aumentado. Pensaba que Paula era hermosa incluso cuando estaba llena de tierra y cubierta de hierbajos. Se lo decía todos los días utilizando las palabras, la vista y de otras maneras. Se lo decía al ponerle la taza de té por la mañana temprano, cuando debía acudir a una de sus numerosas reuniones. Se lo decía cuando cerraba los ojos y la atraía hacia sí para aspirar su aroma. Y se lo dijo al tomarla de la mano, cuando, por fin, se quedó frente a él vestida de novia. Llevaba un sencillo vestido blanco, sin velo ni guantes, y un ramo de las flores silvestres que prefería. Iba con el cabello suelto y perfectamente maquillada por Brenda. Esa mañana, en la mesita de noche, le había dejado un estuche que contenía una pulsera de diamantes a juego con el anillo de compromiso. Catalina se adelantó para tomarle el ramo y Pedro, inmediatamente, la agarró también de la otra mano sonriendo mientras la contemplaba.


—Tus ojos me dicen que me quieres —murmuró—. Es el mejor día de mi vida.


—También puedo expresarlo en palabras, para que las recuerdes en la oscuridad.


Él la besó en la mejilla.


—Yo también tengo muchas palabras de amor que decirte. ¿Quieres oírlas? 


Una intensa oleada de felicidad invadió a Paula. Aquella hermosa vida y aquel hombre brillante y enamorado eran suyos, y los conservaría a partir de ese momento.



—Sabes que sí.






FIN

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