jueves, 9 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 16

-Hasta mañana –Paula se despidió de una compañera mientras se dirigía a la salida.
Qué día tan horrible. ..Se quitó la placa con su nombre y aceleró el paso ante la idea de hablar con Tomás. Después de meditar la cuestión durante horas, había llegado a la conclusión de que él no había podido fingir su reacción la noche anterior. Sin duda, ya le había dejado un mensaje en casa.
La entrada de servicio junto a las escaleras se abrió y un oficial alto y uniformado entró portando un cuerpo pequeño en brazos envuelto en una manta.
-Se lanzó delante de mi coche -explicó-. Sangra y creo que tiene la pata rota.
La adrenalina y años de entrenamiento se apoderaron de ella y entró en acción, indicándole que la siguiera mientras gritaba al correr por delante de él:
-¡Tenemos una víctima pequeña atropellada por un coche! ¿Qué habitación hay libre?
-La tres -señaló el recepcionista, entregándole un historial al pasar. La gente se apartó y Paula buscó al médico mientras avanzaba hacia la habitación vacía-. Que alguien traiga al doctor Story -pidió antes de que se cerrara la puerta, luego sacó unos guantes quirúrgicos de una caja.
Sintió unos segundos de simpatía por el policía de hombros anchos que depositó el cuerpo con suavidad sobre la camilla. Tenía la camisa manchada de sangre y el rostro dominado por la preocupación. Esa era la base de la medicina de urgencias. De esa manera era como podía ayudar a la gente. Experimentó un vínculo instantáneo con el hombre. También él se ocupaba de salvar vidas.
-¿Conoce el nombre de la víctima? '--preguntó, adelantándose.
-No -repuso el oficial, luego apartó la manta-. No llevaba ningún collar.
-Es un perro -Paula se quedó helada mientras contemplaba la masa peluda.
-Sí. Olvidó sus modales sureños y soltó el aire con exasperación cuando el vínculo con ese
hombre se desvaneció como por arte de magia. Se quitó los guantes y habló con voz firme:
-Aquí atendemos a personas, oficial, no a animales.
-¿No puede hacer una excepción? -frunció el ceño.
-Sí, si quisiera perder mi trabajo -se acercó a la puerta y gritó-: Cancela la llamada al doctor Story -se volvió al policía de pelo oscuro y adoptó su expresión más profesional-. Debemos mantener códigos de higiene. Usted debería saberlo.
-Al menos podría vendarle el corte  frunció el ceño y abrió las piernas.-
El corazón de Paula se apiadó del pobre  perro, pero cruzó los brazos para contener su instinto de curar. También tenía instintos de comer, pagar el alquiler y no fallar en los préstamos para la carrera, que serían difíciles de satisfacer si la despedían. Incluso después de un año, aún la consideraban una novata en urgencias. Una clara violación como esa podía representar el fin de su carrera en el Hospital del Condado, una mancha en su historial. Tragó saliva y evitó su mirada.

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