viernes, 17 de abril de 2015

Una Llamada Inesperada: Capítulo 51

-Echa de menos a Albert. Se ha ido en viaje de negocios. ¿Sabes? se adoran.
-Sí mamá, lo sé.
-¿Recibiste mi carta?
-Sí, gracias por encender una vela por mí.
-Es trabajo de una madre.
Frunció el ceño. ¿No había dicho lo mismo Pedro?
-He visto en las noticias que Birmingham se halla bajo una peligrosa ola de calor y quería comprobar que estuvieras bien.
-Hace calor y mi aire acondicionado no funciona, pero sobrevivo.
-Bien . ¿Nicolás y tú tienen planes para el fin de semana?
-Es Tomás mamá,  y de hecho vamos a ir a una boda.
-¿Vas en serio con ese joven?
-No... No lo sé. Es... agradable y seguro. Frunció el ceño otra vez. ¿De donde había salido ese pensamiento?
-¿Agradable? tiene su propio negocio y una casa... será mejor que no lo dejes escapar.
-Pero no estoy segura de amarlo.
-¿Amor?-chasqueó la lengua-no te vas a hacer mas joven, Paula.
-Mamá, solo tengo treinta años.
-A  tu edad, yo llevaba trece años casada. Paula se mordió la lengua para no soltar algo que luego lamentaría.
-Mamá, aún me queda mucho tiempo para sentar la cabeza
-Oh,ya ha llegado Macarena, tengo que irme, querida. Saluda a Nicolás de mi parte.
-De acuerdo, lo haré-suspiró- adiós querida.
-Adiós--Cortó la llamada y meneó la cabeza. No cabía duda de que su madre había soportado un matrimonio duro, aunque jamás lo había hablado con ellas. Era evidente que vivía a través de sus hijas, principalmente de Macarena, pero sabía que anhelaba que las dos fueran felices.
Sin embargo, echaba mucho de menos a su padre.
De camino a la ducha le dió un golpe al termostato al tiempo que se quitaba la ropa. Recordó su pensamiento anterior. ¿Tomás era seguro? La seguridad no era una característica, era un, un...lugar.
Se metió bajo el agua fría y echó la cabeza hacia atrás hasta mojar bien el pelo. Suspiró a medida que el estrés del día comenzaba a esfumarse. Tomó la esponja y comenzó a frotarse pensando que se parecía a la mano de un hombre...a la  mano de un amante... la de Pedro. Se resistió a él, a su sonrisa, a su cuerpo grande. Al parecer desarrollado solo para acosarla... No prestó atención a la alarma que se activó en su cabeza. Quizá un poco de fantasía la ayudaría a quitarselo de encima.

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