miércoles, 10 de abril de 2019

Paso a Paso: Capítulo 2

Habiendo estado ya en Spencer's Place con Lucas en dos ocasiones, Paula siempre pedía la especialidad de la casa… la carne de cangrejo a la Lorenzo. Era algo delicioso, como todos los demás platos del selecto menú. Mientras Lucas elegía un vino apropiado con el camarero, la mirada de Paula recorrió la habitación. La atmósfera del comedor principal, donde estaban cenando en medio de un sutil decorado a base de cristal, contrastaba con la sala intermedia y el llamativo bar, decorado con cuadros chillones de mujeres desnudas.

—¿En qué estás pensando?

Dirigiendo de nuevo su atención hacia Lucas, Paula sonrió.

—La verdad es que estaba pensando en lo agradable que es este sitio y lo bien que lo estoy pasando.

—Sí, la verdad es que resulta agradable relajarse después de esta semana. Dios mío, menuda semanita de trabajo.

Un leve ceño fruncido apareció en la frente de Paula.

—Sí, desde luego. Hacía tiempo que no trabajaba tanto.

Pero no le importaba. De hecho, el trabajo duro era su acicate, ahora que la habían ascendido al departamento de ingeniería, donde estaba trabajando en un proyecto especial. Lucas se apartó un mechón de pelo castaño de la frente, y sonrió irónicamente.

—Yo también. Si este proyecto no hace feliz al viejo, no sé qué otra cosa puede hacerlo.

—Me imagino que te refieres a tu padre.

Lance dejó de sonreír.

—El mismo, aunque no creo que le hiciera gracia que lo llamara viejo —añadió, volviendo a sonreír, como si estuviera imaginándose la reacción de Tate.

—Estoy segura de que tienes razón —dijo Paula, aunque nunca había visto al viudo Pedro Alfonso.

Los rumores que circulaban con cierta frecuencia por el trabajo lo mostraban como mucho más mujeriego, si cabía, que su hijo. Lucas suspiró.

—Sé que tengo razón. Mi padre no tolera imperfecciones en sí mismo ni en ninguna otra persona, especialmente en mí.

—Bueno, como tú dices, tiene que estar forzosamente satisfecho con el trabajo que estás haciendo en este proyecto —el tono de Paula era desenfadado—. Al fin y al cabo, has tomado su idea y la has hecho funcionar. Y ahora tenemos un contrato del gobierno.

Aunque las facciones de Lucas se iluminaron, su tono era cauteloso.

—Sí, ¿Quién iba a pensar que se le pediría a la Texas System que experimentara con un nuevo tipo de explosivo plástico? —sacudió la cabeza—. Es asombroso.

—Pero emocionante —Paula cambió de postura en la silla, ajena al entrechocar de cristal y vajilla que la rodeaba—. Nunca había trabajado en un proyecto de alto secreto con anterioridad.

—Ni yo tampoco. Espero que podamos ofrecerle al tío Samuel lo que quiere.

—Lo conseguiremos —dijo Paula con seguridad—. Este proyecto va a hacer que se hable  de nosotros. Espera y verás.

—Lo único que quiero por ahora es simplemente sacarlo adelante para dejar de tener a mi padre encima.

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