domingo, 7 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 28

Convencida de que Pedro estaba ansioso por recibir su parte del trueque, Paula pensó que debería esperar.
Probablemente, esperaba ansioso el momento de humillarla, de ajustar las cuentas. Una parte de ella pensaba que se lo merecía. Reconoció que no debería haber sido tan cruel con él. Pero su parte pragmática se preguntó de qué otro modo habría podido hacer lo que había tenido que hacer.
Lo dejaría disfrutar de su venganza, si eso nivelaba las cosas para Pedro.
Y la conduciría hasta su hermana.
Tendría que considerarlo como un trato de negocios. De ésos en los que a menudo se hallaba inmersa por conveniencia política. Aunque jamás le habían exigido algo tan personal.
Pero todo era un intercambio en la política y en la vida... al menos en su vida. Sin importar lo puros que fueran los motivos al principio, nada se hacía hasta que uno no se mostraba dispuesto a transigir. Oyó la voz de su padre en su cabeza... había dicho esas palabras, o unas muy parecidas, demasiadas veces como para que las olvidara.
Consideraría su noche con Pedro de ese modo .Un compromiso. Sensato. De negocios. Pero tenía que reconocer que la idea de desnudarse con el único hombre que alguna vez había tenido la llave de su corazón no se parecía mucho aun negocio. Su contacto la excitaba. Su voz. El modo en que la miraba. Temía que la noche reservara un desastre. Podría demorarlo un tiempo, pero en lo más hondo de su ser, un anhelo que había enterrado durante años comenzaba a salir a la superficie.
Avanzaban otra vez por Milwaukee cuando él interrumpió sus pensamientos.
-Pepi... ¿por qué no me dijiste que Delfina respondía a ese apodo?
-No pensé en ello.
-¿Cuántos detalles más se te han pasado por alto? -preguntó-. Cuanta más información disponga de toda la situación, mejor.
Quería que le contara todo. Sobre su padre.
Lo haría... a su tiempo... Cuando estuviera preparada...
Pero sólo si tenía la certeza de que se podía confiar en Pedro para guardar una información secreta que podría arruinar la carrera del hombre que en el pasado había arruinado su relación.
Se movían en círculos y tenía los nervios a flor de piel. Hasta el momento, aguantaba, pero a menos que sucediera algo pronto, era simple cuestión de tiempo.
Se recordó que era sólo cuestión de tiempo que lo condujeran hasta la cría. Se tomó una pastilla que lo tranquilizaría.
Esa joven sería la ruina de todo a menos que la detuviera. Sin duda podría hablar con ella, hacerla entrar en razón. No era necesario que montara tanto escándalo por cosas que en realidad no la afectaban directamente. La convencería de que lo que sabía podía permanecer sólo entre las personas involucradas.
A los chicos les gustaba guardar secretos. Estaba un poco asustada, eso era todo.
Con la persuasión apropiada, lo comprendería.
Más le valía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario