sábado, 6 de junio de 2015

Actitud Incorrecta: Capítulo 23

-Compramos y charlamos -la acercó hacia la chica cuyo tatuaje estaba casi acabado.
Paula pensó que la mariposa era hermosa y casi viva.
-Un tatuaje te quedaría bien -murmuró Pedro sobre su pelo-. ¿Qué te parece un corazón pequeño en el... bueno, en un lugar donde sólo tú podrías verlo?
Los latidos se le dispararon con la sugerencia.
-¿Qué sentido tendría?
-Sería un pequeño secreto para tí... y alguien próximo a tí...
-¿Y quién sería? -preguntó, mirándolo. Al verlo palidecer, sonrió. De pronto -comprendió el significado de su presencia en ese lugar, y la tensión que la dominaba cambió de dirección-. ¿Crees que Delfina se tatuó aquí?
-¿El senador la desheredaría si se hiciera algo que no mereciera su aprobación?
Aunque su padre podía ser directo acerca de lo que le desagradaba y no titubeaba en emplear cualquier presión a su disposición para conseguir lo que quería, eso se aplicaba a los temas importantes, no a los pequeños como los tatuajes.
-¿Por qué creerías eso? -quiso saber.
-»Por qué» es la pregunta clave. Como en...
¿ por qué se marchó Delfina?
Sabía que eso iba a terminar surgiendo. -Ya te conté...
-Nada significativo.
¿Cómo reaccionaría Pedro si le contara todo sobre la huida de Delfina? ¿Y cómo podía hacerlo si no confiaba en él?
Además, realmente no había decidido qué hacer con la información que podría poner en peligro la estelar carrera política de su padre, que podía poner fin a las buenas cosas que hacía por la gente. El trueque era impensable, la posición en que la había situado, insostenible.
Y Pedro tendría que ser su solución.
Aunque una parte de ella temía seguir adelante con el acuerdo pactado, reconocía la excitación subyacente que sentía al estar otra vez con él, de saciarse mutuamente una noche tras otra. Nunca había vuelto a experimentar en el sexo lo que había sentido con él.
Quizá porque habían sido tan jóvenes y atentos el uno con el otro. Quizá porque habían aprendido a explorar sus respectivos cuerpos, a satisfacerse de numerosas maneras antes de haber llegado a acostarse juntos. Tal vez porque habían estado enamorados.
Sea cual fuere el motivo, algo parecido a la sensación de aventura y peligro que había sentido de adolescente al desafiar a su padre para ver al inconveniente Pedro Alfonso había vuelto a apoderarse de ella.
-Bueno, ¿piensas soltarlo o no?...

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