-Desde luego que sí. Se va a mudar aquí, prácticamente, pero no te molestará a tí. Su objetivo es...
-Alicia -terminó de decir Paula en voz baja-. Es usted muy astuto, señor Alfonso.
-Lo que hemos estado haciendo tú y yo no ha conseguido mover a Alicia. Supongo que si hubiéramos hecho el amor en la mesa de la cocina... -Pedro volvió la cabeza y echó una mirada en dirección a Alicia-. Pero esas agujas me aterrorizan.
Paula se echó a reír e intentó en vano no pensar en lo que Pedro acababa de decirle. La atracción entre ellos se había destapado la noche anterior. Sintió el ardor en la mirada de él, en el roce cálido de sus manos.
-¿Y qué va a hacer el señor Kent?
-Volverla loca. Controlar cada uno de sus movimientos. Captarla sin maquillar. En general, hacerle la vida tan imposible que tenga que largarse.
-Ese hombre es una rata.
-Tal vez tenga un par de cualidades que lo rediman. Pero, a lo que vamos, es una rata que nos va a librar de Alicia y de Luis. Y después, la caravana será tuya.
-Pedro, de verdad, no tienes por qué...
-Deja que haga esto por tí -Pedro soltó el aire y desvió la mirada-. No he hecho muchas cosas en mi vida de las que pueda enorgullecerme. No soy demasiado mayor para enmendarme y empezar de nuevo, para empezar a intentar ser la persona que debería haber sido aquel día en el hielo, y lo voy a conseguir.
-¿Pero y qué pasa con.. ? -Paula dejó de hablar cuando se cerró la puerta del dormitorio y salió Alicia; recién maquillada y con un traje de chaqueta gris.
Fiel a sus palabras, Gustavo le indicó a la cámara que la enfocara. Ella los ignoró y continuó con su labor. Al principio Alicia pareció disfrutar de la atención. Pero después de media hora, estaba claro que había dejado de pasarlo bien. Le echó varias miradas de fastidio a Gustavo, aunque consiguió mantener la compostura. Simplemente continuó tejiendo, aunque el clic clac de las agujas era cada vez más furioso. Pedro se puso de pie.
-Será mejor que me meta en la ducha mientras quede agua -hizo una pausa y miró a Paula-. Las galletas se han terminado...
Paula se echó a reír.
-El champú y la pastilla de jabón están en el mueble debajo de la pila. Que disfrutes.
-Desde luego lo haré.
La besó brevemente en los labios. Un beso demasiado breve, demasiado suave. Tal vez después... Tal vez habría más. Gustavo siguió cada movimiento de Alicia. Cuando ella se levantó a beber agua, él y la cámara la siguieron. Cuando empezó a preparar el batido que Luis tomaba para desayunar, Gustavo estaba allí mismo, preguntándole cuáles eran los ingredientes que empleaba y los beneficios que reportaban. En cuanto Pedro salió del baño, Alicia se metió a toda prisa. Gustavo se volvió hacia Luis y lo arrinconó en el sofá. Luis, sin embargo, se mostró más que contento de hablar de sus nietos y de su pasión por el trabajo en madera. Durante veinte minutos charló con el reportero, contándole las últimas hazañas de sus nietos. Después del almuerzo, Alicia empezó a ponerse nerviosa.
-¿Joven, no tiene más noticias que cubrir? -dijo Alicia después de que el cámara llevara veinte minutos enfocándola mientras tejía.
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