viernes, 2 de septiembre de 2016

Trampa De Gemelas: Capítulo 36

—Exactamente.

—¿Estás de acuerdo conmigo? —preguntó ella, sorprendida.

—Sí. Feli es un chico estupendo y tu esposo hizo un trabajo excelente con él. Quiero darle tiempo a  para que me acepte en su vida, para que se acostumbre a la idea de que voy a estar cerca a partir de ahora.

A  pesar  de  la  dureza  que  había  mostrado  con  ella,  Paula sintió  pena  por  él.  Porque no conocía nada a su hijo.Y la culpa era de ella.

—Pedro—dijo con cautela—. Confía un poco en Feli. Es listo y pragmático. Ya  te  conoce  un  poco  y  le  pareces  maravilloso.  Puedes  decírselo  ahora.  Sabrá  aceptarlo.

—No —él le lanzó una mirada imperiosa que a ella le recordó al viejo Pedro.

—Te equivocas en eso —insistió ella.

—Piensa lo que quieras, es mi decisión —repuso él, como si hasta ese momento no se le hubiera ocurrido que ella pudiera objetar nada.Decididamente, sí se parecía al viejo Pedro. Se parecía demasiado.Y  tenía  razón.  La  decisión  era  de  él.  Tenía  derecho  a  decírselo  a  Feli cómo  y cuándo quisiera.

—¿Cómo  puedo  ayudarte  a  conocer  a  tu  hijo?  —preguntó  con  suavidad—. Supongo  que  querrás  pasar  tiempo  con  él  de  manera  regular.  Creo  que  podemos  encontrar un...

—¿Cuándo empieza el colegio?

—A finales de agosto —contestó ella—. El veinticuatro o el veinticinco.

—Quiero  que  Feli y  tú  se muden aquí  conmigo  inmediatamente.  Un  par  de  meses viviendo con él pueden ayudarnos a conocernos mucho. Antes de que vuelva al colegio le diré que soy su padre.

—Pero yo no...

—No  he  terminado —Pedro  le  lanzó  una  mirada  larga  y  poco  amistosa—. Necesito  que  estés  aquí  al  principio  para  facilitar  las  cosas.  Quiero  que  se  sienta  cómodo y que la visita le parezca natural y no se lo parecerá si no estás tú también.

—Puedes decirle quién eres —insistió ella una vez más.

—Todavía no.

—Pedro, esto no me gusta. Creo que...

—No  me  importa  lo  que  a  tí  te  guste  o  lo  que  creas.  Te  necesito  aquí  para  que  mi  hijo  esté  cómodo  en  esta  casa.  Y  creo  que  nos  debes  a  los  dos  estar  aquí  al  principio.  Cuando  Feli sepa  la  verdad  y  haya  tenido  tiempo  de  adaptarse  a  estar  conmigo,  podrás  volver  a  San  Antonio  y  venir  a  buscarlo  unos  días  antes  de  que  empiecen las clases.

—¿Y después de eso?

—Después  querré  pasar  tiempo  con  él.  Vacaciones,  verano...  Y  tendremos  que  ir a los tribunales.

Paula se sintió vagamente enferma.

—¿A los tribunales?

—Es  mi  hijo  y  quiero  que  sea  legal.  Quiero  un  documento  que  diga  que  es  un  Alfonso.

—De acuerdo.

—La adopción puede presentar dificultades.

—¿Adopción? —Paula tardó un momento en comprender—. No, no. Manuel no lo adoptó.

—¿Por qué no?

—Decidimos que no. Por lo que tú acabas de decir... Feli era y es tu hijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario