–¿Y hacia dónde va?
–Sales a cenar con ella, la seduces, consigues lo que quieres y luego te vas con la siguiente que aparezca en tu camino.
–Sí, sí. Egoísta, irresponsable, cerdo. Esa parte ya la he entendido.
–Yo no he dicho eso. La mayor parte del tiempo, las mujeres con las que sales saben lo que esperar de tí y probablemente busquen lo mismo que tú estés dispuesto a darles. De acuerdo. Si los dos son adultos responsables, ningún problema. Pero esto es diferente. Paula Chaves no es una de las chicas del bar. Tiene hijos. Pepe, uno de ellos es un adolescente que te idolatra. Por lo que he oído, Nicolás ya ha sido abandonado por su padre. ¿No crees que vas a reafirmar ese pésimo ejemplo de cómo un hombre tiene que tratar a una mujer cuando dejes abandonada a su madre también?
–¡Si ni siquiera la he besado!
–Pero quieres hacerlo, ¿Verdad?
–No es asunto tuyo.
–Cierto –convino Leandro–. Pero he de decir que a esos niños ya les importas y, si llevas las cosas a donde creo que quieres llevarlas, es probable que Nicolás y Melina salgan heridos de esto cuando te canses y te vayas.
Pedro se dió cuenta avergonzado de que no había prestado mucha atención a sus sentimientos en toda esa historia.
–Hay un bosque entero lleno de árboles jóvenes y hermosos – prosiguió Leandro–. Busca a otra diferente con la que pasar un buen rato. Eso es lo único que digo.
–¿Y si no quiero a otra diferente?
No había pretendido decir eso, pero las palabras se le escaparon. Leandro lo miró con severidad, haciéndole sentir como si tuviera quince años otra vez.
–Quizá por una vez deberías intentar no pensar tanto en lo que tú deseas y un poco más en lo que ella desea, y ver qué sientes al respecto.
Antes de poder elaborar una respuesta, Leandro se marchó de aquella manera tan frustrante y característica suya. Pedro debería sentirse aliviado porque el sermón hubiese terminado, pero no podía dejar de pensar en lo que su hermano había dicho. La cuestión era que tenía toda la razón. Paula no quería tener nada que ver con él. Aunque sabía que se sentía atraída por él, a pesar de sus quejas, no iba a seguir avasallándola. Aun así, tendría que seguir viéndola debido a su acuerdo con Nicolás. Pero, después de ese día, simplemente sería educado y amable y se olvidaría de todo lo demás. Sin importar lo imposible que le pareciese de pronto.
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