Me cargó y me colocó en la mesa para quitarme el resto de la ropa, mi respiración estaba más que acelerada y lo único que deseaba era sentirlo en mi interior, no importaba cuantas veces me hiciera suya, la sensación previa era la misma, incluso más intensa con cada encuentro. Mientras Pedro retiraba el condón de su envoltura yo le desabroché el pantalón y se lo baje al igual que su bóxer, mientras se lo colocaba me besó apasionadamente y segundos después sentí como se introdujo, yo puse mis manos en sus nalgas para impulsarlo a que entrara más profundo, él me acariciaba el contorno de mi cuerpo y nos mirábamos, grabándonos las expresiones de placer que ambos teníamos en la cara, tratando de gemir lo más bajo que se pudiera.
Dirigió su boca a mi cuello y lo recorrió con su lengua y después lo succionó con sus labios, yo lo sujeté fuertemente por la espalda, sintiendo como entraba y salía de mí con un ritmo exquisito y lo aprisioné con mis piernas para intensificar la sensación, gruñó en mi oído y entonces, tomé su rostro con mis manos y lo besé desesperadamente, pero terminé rompiendo el beso porque no pude reprimir el grito al llegar al orgasmo al mismo tiempo que él, que apenas y pudo ponerme su mano en mi boca para que no fuera tan audible mientras me miraba con sus ojos acuosos debido al intenso placer que acabábamos de experimentar. Retiró su mano de mi boca y me besó una vez más, en tanto yo acariciaba su cuello y sus hombros bien definidos, después me abrazó fuertemente unos segundos y luego frotó mi nariz con la suya en tanto acariciaba mis mejillas.
– ¿Qué me hiciste Pau?, que me tienes todo hipnotizado.
– Lo mismo que tú me hiciste a mí, porque yo estoy igual que tú.
Me regaló la hermosa sonrisa que me encantaba y volvió a besarme, nos separamos lo necesario para tomar aire cuando, de pronto, se escuchó un ruido y se encendió la luz de la sala y en el suelo alcance a ver una sombra.
No pude moverme del pánico que me inundó, la escena del ping pong vino a mi mente y eso no sería nada a lo que sucedería si era Facundo el que estaba ahí. Pedro alcanzó a subirse y abrocharse el pantalón y se volteó para encarar a quien fuera, yo sólo pude enterrar mi cabeza en su hombro mientras él trataba de cubrir mi cuerpo desnudo.
– Haré de cuenta que no vi nada – dijo Jennifer pasando al lado de la mesa, cubriendo sus ojos con una mano a la altura de las cejas.
– Jennifer – exclamó Pedro, pero se cayó, supongo que buscando que decirle.
– Ahórrate las palabras, sabes que no es necesario.
– No quiero que pienses que soy de lo peor – dije muerta de la vergüenza por la incomodísima situación y además, aún no tenía clara la relación entre ellos.
– Tranquila Pau, jamás pensaría eso de ti, yo no soy nadie para juzgarlos, además, es muy evidente la atracción que hay entre ustedes, me di cuenta desde el primer día.
– ¿Y eso no te molesta? – pregunté asombrada.
– ¿Por qué habría de molestarme?, espera, no me digas que piensas que entre Pedro y yo hay algo más, Pepe, ¿no le has dicho que sólo somos amigos tú y yo? – exclamó de lo más divertida, riéndose.
– Sí, pero ya me doy cuenta que no me creyó.
– Es que por la forma en que se tratan cualquiera pensaría que son novios.
– Nos conocemos de toda la vida, Pau, el “baby” es como un hermano más para mí, bueno, me voy a dormir, lamento haberlos interrumpido, pero mejor que haya sido yo, y no te preocupes Pau, repito yo no vi nada, buenas noches – tomó el vaso de agua que se había servido y salió de la cocina sonriéndonos en complicidad.
– ¡Qué vergüenza!, no podré volver a mirarla a los ojos.
– Tranquila, Jen es muy alivianada, además no es la primera vez que me pilla en una situación comprometedora
– lo fulminé con la mirada
– no me veas así, no te conocía.
– Será mejor que me vista y suba a mi habitación, no quiero ni imaginar que habría pasado si no hubiera sido ella la que nos vio.
– Quizá hubiera sido lo mejor para que de una vez por todas Facundo te deje en paz.
– No Pedro, así no, no quiero herirlo de esa manera, además como quedaría mi reputación, también nos conocemos de toda la vida y mi papá lo adora.
– Viéndolo así, tienes razón, pero no quiero que duermas con él, vamos a mi habitación, por favor.
– No Pedro, te dije que no era bueno tentar a la suerte y ve, Jennifer nos pilló, así que mejor ya no nos la juguemos de nuevo.
– Está bien, pero, prométeme algo – me tomó de las manos – vas a terminar con él lo antes posible, cuando regrese de Europa ya no quiero que sea tu novio.
– Lo haré, te lo prometo, en cuanto regresemos buscaré la forma de terminar con la relación – me solté para acariciarle las mejillas y luego le dí un pequeño beso.
me encanta,buenísimo!!!
ResponderEliminarBuenísimos los 3 caps Naty. Qué susto se pegaron, o x lo menos Pau jaja.
ResponderEliminarQue ternura los tres caps... aaaaahhhhh!!!!
ResponderEliminarcomo me gusta esta pareja... me encantan los dos !!!
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